Como ya se mencionó en entradas anteriores, la LCM es consecuencia de la translocación de los cromosomas 9 y 22, dando como resultado el oncogén BCR-ABL. En el proceso de transcripción, este oncogén producirá un RNA mensajero (RNAm) quimérico, el cual puede variar dependiendo de los diferentes puntos de ruptura y fusión.
La importancia de esto radica en que la transcripción del complejo BCR-ABL es la clave del diagnóstico y la evaluación y seguimiento molecular, pues el crecimiento de las células leucémicas es usualmente dependiente de la expresión del BCR-ABL.
*Nótese que en Ecuador, no se presenta el transcrito b2a2/b3a2
Referencias (texto y cuadros):